Partido de semifinales del mundialito, donde se enfrentan dos equipos con una diferencia entre ambos abismal. Basta con decir que la estrella del Kashiwa es el centrocampista brasileño Jorge Wagner, al que recordaremos por su breve paso por el Betis. Sin brillar en Heliópolis, volvio a su país y el entrenador del Kashiwa, también de origen brasileño, le tuvo en cuenta para su exótico proyecto en Japón, donde se erigido en líder del conjunto que actúa como local en esta Copa.
Pero para brasileños de categoría, los que habrá mañana en las filas del Santos. Los Neymar, Elano, Ganso y compañía forman uno de los bloques de más calidad que se recuerdan en el país amazónico en los últimos años, donde todas las figuras buscan salir al fútbol europeo. Son sin duda alguna el equipo más potente de Sudamérica, y no deberían tener el más mínimo problema para deshacerse del Kashiwa, equipo muy ordenado y trabajado pero con pocos recursos como para jugar de tú a tú a los brasileños, y menos después de ser éste su tercer partido en seis días, con prórroga incluída el pasado domingo ante el Monterrey mexicano.
El objetivo claro del Santos es alcanzar la final para medirse al Barcelona, y para ellos este partido ante el Reysol no admite otro resultado que la victoria. Confío en que la diferencia entre planteles se plasme en el campo y pese al empuje de los locales y de su entregada hinchada, el Santos venza y sin dificultades. Es probable que tarden en abrir la lata, pero una vez logrado esto las piernas le empezarán a pesar al conjunto local, que de recibir el primer tanto pronto pueden llevarse un buen saco. De todos modos, y para asegurar, vamos con la victoria simple en los 90 minutos que en partidos de K.O. siempre hay que cubrirse las espaldas y más si la cuota es tan alta como la que ponen las casas, pues a mi juicio este partido es tremendamente desequilibrado.